EN LA ERA DEL ESTRAPERLO
Era en la era del estraperlo
Después de aquella guerra
Que, entre energúmenos hermanos
Quisieron derramar su sangre
Consiguiendo la victoria
Un dictador enano.
-Te he de advertir, madre
Que, por dinero
Mi sexo no lo mancha
Ningún putero.
-Cundo paseo las calles
Y se cruzan conmigo las gentes
Algún señor me hace señas
Se abre la gabardina
Y me enseña su tontón colgante.
Luego me dice
Que vaya a su casa
Enseñándome un sobre
Con muchos billetes
Que serán falsos, de seguro
Para dárselos a mi madre
Y no pasar hambre.
-Una joven amiga mía
Que ya tira a puta
Me dice que ella
Quedó admirada, cierto día
Contemplando el tontón
De un hombre pelotudo
Pues su capullo se parecía
A la cabeza de un santo pelón
De esos que se veneran
En las cartujas o en las ermitas.
-Cierto día, en mi habitación
Ocurrió un milagro
Con un pene consolador
Que compré en San Juan de Luz
Al sur de Francia
Porque en España estaban prohibidos.
Una noche le hablé
Enseñándole la urna
Que era para él:
-Consolador bendito
Entra pronto en tu urna.
Yo soy tu salvación.
Pero él no entró.
No sólo no entró
Sino que se convirtió en gurriato
Escapando por la ventana
Sin dejarme un solo huevo.
-Madre, por cojones
O por ovarios
A monja me meto yo.
Monja de la Concepción seré
Y cualquier santo sin pelo
Será mi amor.
Las puertas de su urna se cerraron.
Las puertas del convento se abrieron.
Sobre el poyete de la entrada
Un gurriato revoloteaba
Después de intentar
Saltar la tapia
Escapando de allí
Cuando un perro le ladró.