EL MONTONERO – Lima, 05 de marzo de 2024
VOTACIÓN SADOMASOQUISTA
Por Antero Flores-Araoz
Concurrí a las elecciones del Colegio de Abogados de Lima y lo hice pese al calor infernal y a la falta de facilidades suficientes para dar un mínimo de confort a los votantes. Fue por dos motivos, el primero para cumplir con un deber cívico y profesional y el segundo, tan importante como el primero, para honrar la palabra empeñada con el candidato por el cual voté.
Si bien es verdad que el voto es facultativo después de los setenta años, participé, pues cuando no lo hacemos en buena medida somos cómplices de resultados electorales inadecuados.
Es difícil comprender el sadismo de los organizadores, que pudiendo promover cambios en las fechas eleccionarias y en el sistema y mecanismo de votación, sigan sometiéndonos a los colegas al sol abrasador del verano y peor, cuando era sabido que este año la temperatura subiría a grados elevados.
Pero no solo es el problema del calor sofocante, sino de otros aspectos, como es el de dejar los formalismos de la vestimenta para ir a un acto de enorme importancia, como si se fuera a la playa o a algún estadio y, un número significativo de letrados, tanto damas como caballeros, con prendas diminutas.
Llegar al lugar de la votación ya era una Odisea, pues habían cerrado la avenida frontal al centro educativo donde se desarrolló el proceso eleccionario. Había que estacionar el vehículo a muchas cuadras de distancia, soportando el subido calor al que nos hemos referido.
En el interior del local un pandemónium, los colegas iban y venían por los patios y corredores del instituto educativo buscando su mesa de sufragio, ello debido a que los avisos informativos en el frontis del local estaban muy altos y en letras y números pequeños, difíciles de descifrar y, por falta de personal suficiente de ayuda para la localización del lugar exacto donde depositar el voto.
En la avenida Paseo de la República, que es la frontal de la Unidad Escolar donde se llevaron a cabo los comicios, no solo estaba vedada para los vehículos, sino que había sido tugurizada por vendedores de libros, entre otros bienes. Pero adicionalmente, con las “portátiles” y barristas de algunos candidatos que, con altavoces daban cuenta de las bondades, reales o supuestas, de sus líderes y, entregando volantes con fotos sonrientes de los pretendientes al decanato, ensuciando aún más al paciente vecindario.
No es lógico que el colegio profesional más antiguo del país, siga con viejo sistema eleccionario, de espaldas al sistema no presencial e informático, que nos puede ahorrar los padecimientos a los electores, que calificamos para el premio al masoquismo, por supuesto en pugna con el sadismo de los convocantes a las elecciones.
Los abogados somos auxiliares de la justicia, se supone que debemos contribuir a la construcción del “Estado de Derecho” y por ser formal la práctica profesional, deberíamos prodigarnos en adecuadas formas y escenarios electorales, para no asemejar a una elección de algún club de futbol.
Se debe recuperar la prestancia que tuvo el CAL y, se espera, que quien resulte elegido, haga lo necesario para superar las deficiencias reseñadas, como también la tarea de recuperar lo que fue agora de la juridicidad con planteamientos y pronunciamientos principistas que dejen huella..
Esta columna fue redactada pocas horas después de concurrir a depositar el voto. Ello a propósito, para que no disminuyera la molestia y estupor.