TORRELAPAJA
Por unas pajas que nos hicimos
Emiliano y yo, Bilibio
Al hacer sonar con el badajo las campanas
En la torre de la iglesia
De la Virgen de Malanca
Yo perdí el ganado
Que, al intentar cruzar el Rio Manubles
Afluente del Jalón
Quedó anegado y ahogado
En sus aguas
Quedando triste el buitre leonado
Pero, muy contento
El cangrejo rojo americano.
-Vengan acá esas pajas
Me dijo Emiliano
Y yo, muy tonto, me dejé hacer
Gritando al eyacular:
-Qué de reinos, provincias o países
Se deben a unas pajas locas
Sobre todo, si al instante
Rebuzna el Asno del Pueblo
Contestándole a coro
Los monjes del Monasterio
De San Millán de Yuso.
¡Con su pan místico se las coman¡
Es bueno que los monjes como los hombres
Rebuznen cual jumentos.
Algunos hombres y mujeres
Sobre todo con las que yo iba a rezar
A la Virgen de Malanca
Me llamaban Torrelapajino
Por derecho propio.
Mi fama se extendió
Como un hecho confirmado
(“Pajillero mayor del Reino
Me decía el bello sexo”)
Pues cierto día, a un tal Caco
Que fue escritor y obispo de Zaragoza
Le hice una tortilla su cerebro
Con mi carnal porra golpeando
Cuando vino a confirmar
A las chicas y los chicos del pueblo
Siendo cierto que yo entré a Aragón
Gracias al Rio Manuble
Mis pajas yendo a parar
Al Pozo de los Chorros (Bijuesca)
Como si quisieran atrapar
A los mozuelos y mozuelas.
¡Insigne proeza y portento
De mi amigo Emiliano¡
Daniel de Culla