defendeder el derecho
Defender el Derecho a la Protesta Social con plenas garantías para la Minga Social y Comunitaria del Suroccidente
por Soporte
en MINGA
Colombia, Octubre 18 de 2020
El pasado 12 de
Octubre, los Pueblos Indígenas conmemoramos el Día de la
Resistencia y los 40 años del Primer Encuentro Nacional
Indígena de Colombia que se realizó en Lomas de Ilarco,
territorio ancestral Pijao, en el Tolima. En ese encuentro, nos citamos
los pueblos indígenas de todo el país con el
propósito de organizarnos para reivindicar y defender nuestros
derechos a nivel nacional, orientados por los principios de UNIDAD,
TERRITORIO, CULTURA y AUTONOMÍA. Aunque el statu quo se
mantiene, los pueblos y naciones indígenas, hoy, después
de 528 años de aniquilación, usurpación y despojo,
como cosecha de nuestra resistencia, hemos logrado el reconocimiento de
varios derechos políticos, sociales, económicos y
territoriales, muchos de los cuales no se garantizan efectivamente.
Una de las formas
como hemos trabajado y luchado, es a través de la acción
mancomunada que significa trabajar juntos por un fin común, esto
es, en Unuma, lengua materna Sikuani; en Yanama en Wayuunaiki, en
Waiyurí en lengua Tikuna, en Pi”txya en Nasa Yuwe, y en
MINGA en lengua Quechua.
Es por esto que la
MINGA es reconocida como un ejercicio legítimo de
participación política de los Pueblos y Naciones
Indígenas de Colombia como sujetos políticos y colectivos
de derechos para la defensa y protección de los territorios, la
autonomía y la identidad cultural propia (Mandato 36 Ley de
Gobierno Propio Pacto para Volver al Origen) y uno de los referentes
civiles de la protesta social en el mundo, razones por las cuales debe
contar con todas las garantías propias de un Estado Social de
Derecho.
Con la pandemia,
se hizo evidente lo que como Pueblos Originarios, en cabeza de nuestras
autoridades espirituales, venimos anunciando desde hace tiempo: este
modelo económico y de desarrollo nos va a llevar como humanidad
a una grave crisis planetaria. En Colombia, esa crisis está
cobrando la vida de miles de líderes, lideresas, dirigentes y
jóvenes que levantan la voz en defensa de los derechos y
también, la vida de miles de hermanos y hermanos
indígenas por el contagio del virus, un virus que en el sentir
de nuestros Mayores y Sabedores, tiene el espíritu de la
época que vivimos y que se refleja en el Gobierno de Iván
Duque, un gobierno que sin vergüenza, gobierna con y para unos
pocos, para las empresas extractivistas y el capital extranjero,
triplicando la deuda externa y empobreciendo cada vez más al
país.
La ONIC, en
calidad de Autoridad Nacional de Gobierno Indígena, considera
preciso tener presente ambas realidades. Frente al conflicto y la
violencia política, como víctimas históricas de
esta, levantamos nuestro grito en defensa del derecho fundamental a la
vida y al territorio, la Paz, y la justicia; en esa dirección,
requerimos de la más amplia y fortalecida UNIDAD para lograr
transformar la situación actual de nuestro país. Con
respecto a la pandemia, sabemos bien que en el centro de esta realidad
se encuentra el llamado de la Madre Tierra a volver al origen. Desde el
inicio de la pandemia, la ONIC ha reafirmado que con mejores
condiciones de vida, respetando la naturaleza, con pleno goce efectivo
del derecho a la salud propia e intercultural, mayor y mejor
educación, así como información veraz,
transparente y pertinente culturalmente podemos hacer frente a la
crisis sanitaria. Estamos convencidos que los problemas y conflictos
son posibles de resolver con más democracia y menos
represión, con respeto por el otro y no con
estigmatización y discriminación, con más igualdad
y no con desigualdad, con más justicia y no con impunidad, esto
lo sabemos desde hace siglos los Pueblos Étnicos y
también lo saben las y los campesinos, sectores populares,
trabajadores, estudiantes, pescadores, vendedores ambulantes, micro y
pequeños empresarios y ciudadanos del común, que de
múltiples maneras venimos trabajando mancomunadamente para
transformar esta realidad. Colombia camina por un filo peligroso, la
criminalización de la protesta social así lo evidencia,
por tanto, es urgente juntar nuestros pensamientos para tejer una
salida democrática y consolidar la Paz con justicia social.
Ahora,
después de estos meses de incertidumbre generados por la
pandemia, en los cuales se evidenció la fragilidad de la vida,
la voracidad del sistema y la codicia de quienes se niegan a renunciar
a sus privilegios, se escuchan llamados urgentes en todo el mundo hacia
un cambio profundo. A medida que la crisis social y económica se
hizo más tangible y afectó de manera desproporcionada a
los más pobres mientras le servía a los ricos y poderosos
para seguir aumentando sus privilegios, los pueblos y ciudadanos
empezaron a retomar los procesos de lucha con la conciencia que
necesitamos mantenerlos y fortalecerlos, con mayor ahínco, en
medio del régimen que tenemos. La lucha es de largo aliento.
Como parte del
movimiento indígena y social, los Sikuani del Meta se encuentran
desde el mes de agosto en Unuma, porque los cientos de barriles de
petróleo que se explotan en su territorio ancestral han secado
sus llanuras y provocado más violencia y empobrecimiento; los
hermanos Wayuu no han cesado de movilizarse para garantizar el derecho
al agua potable; los Embera que se encuentran en Bogotá
víctimas del desplazamiento forzado han resistido contra la
discriminación, el abandono institucional y el olvido, y ahora,
la Minga del Suroccidente se moviliza por la defensa de la vida, el
territorio, la Paz y la democracia, trayendo la voz de territorios en
los que la guerra se ensaña diariamente contra indígenas,
afros y campesinos, guerra que unos pocos quieren perpetuar a fin de
seguir detentando su poder económico, político y social.
La ONIC apoya y
coloca al servicio de estas luchas la experiencia y capacidades
construidas entre todos los pueblos y naciones indígenas durante
40 años, al tiempo que une su voz a la de organizaciones y
procesos sociales del orden nacional para preparar y retomar las
jornadas del Paro Nacional manteniendo las medidas de bioseguridad;
llamando a la comunidad internacional y a las organizaciones hermanas
del Abya Yala a rodear decisivamente todas estas luchas.
Exigimos al
Gobierno Nacional y a la Alcaldía Mayor de Bogotá brindar
todas las garantías a la Minga, en cumplimiento de los mandatos
constitucionales y legales que obligan al Estado a garantizar la vida
de los pueblos indígenas, como sujetos colectivos de especial
protección.
¡Cuenten con Nosotros para la Paz, nunca para la guerra!
ORGANIZACIÓN NACIONAL INDÍGENA DE COLOMBIA (ONIC) - AUTORIDAD NACIONAL DE GOBIERNO INDÍGENA