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ELLA SE CASO SOLA

Ella se casó sola, aunque subiese al altar de la Iglesia de San Lesmes, en Burgos, de la mano de su novio: novio de un día; de noche de bodas con sabor a cuerno quemado.

Ella estaba locamente enamorada de un tal Tomasón. Tan solo se habían visto tomando algunas copas con amigos comunes o compañeros de trabajo en los bares de las calles La Puebla y de San Juan.

-Desde que le vi el pirulí saliendo del servicio del bar Bowery de la calle la Puebla, me enamoré de él; y me quiero casar con él, aunque sea por un día, o una noche; ella nos decía.

-Pero, chica ¿estás loca?

- Sí: locamente enamorada. Ese pirulí din don me trae por la calle la amargura.

Ella ya estaba harta de follar, meterse la sal y el perejil por la vagina o la aguja de bordar, para abortar en noviembre y en abril; y quería sentar la cabeza.

Y se casó. En la iglesia de San Lesmes de la plaza de San Juan, para más señas. La noche de bodas, su luna de miel, el viejo mete y saca, la celebraron en el Hotel Monjes Magnos, en la calle Cardenal Benlloch.

Al día siguiente, que era lunes, pues se casaron en domingo, fueron a los Juzgados de la Avenida de Reyes Católicos y se divorciaron.

Ella nos contó:

-La noche de boda fue de traca. Estando yo desnuda sobre la cama, cuando le vi venir con su pirulí todo erecto, mi vagina, que tenía la boca de un lechón, se abrió hasta quererse hartar. Esto, a la vez, me hizo tanta risa que él, con la fuerza que puso en penetrarme, se corrió por la cama, el suelo y las paredes, metiendo la cabeza entre mis muslos, sanando yo de mi locura de amor porque me reía de lo que veía.

Yo no perdí el tiempo, por supuesto, y, como una loca, me puse a coger y recoger los espermas y espermatozoos; me les metía en la vagina, pues, sobre todas las cosas, yo quería quedar preñada de él como fuera.

Mientras tanto, él se ufanaba en menear su pirulí por ver si volvía a otra erección; pero, “que si quieres arroz Catalina; nada”.

Yo tuve que decirle:

-Tomasón, deja de meneártela ya, y tómate una copa de Chinchón; anís seco, mejor. Tu pirulí, ahora, es de nombre pirulón.

-Daniel de Culla

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