DOS MADALENAS
Elpenor, que otros llaman Elpene
Era un pastor de extraordinaria belleza
Que inspiraba como Endimión
Un casto y puro amor
A todas las Selenes del pueblo
Que dormían desnudas.
Él se transformaba en puerco
Cada vez que accedía por la ventana
Y se introducía en sus camas
Como soldado raso
A la entrepierna de las damas.
Cual grumete del Amor
Se venía a sus casas
A contemplarlas mientras dormían.
Con su erección en mano
Accedía en mantenerla
Como héroe que vive, sufre y muere
Enfrentando un violento careo
Con la esposa o viuda que duerme sola
O la hija dulce y piadosa
Que se muestra aliada
Con el justiciero del Sexo.
Elpenor o Elpene
Se encontraba como un rey
En los dominios negros
De la hechicera sin bragas
Violenta y apasionada
Que existe en todos los pueblos.
Un día, casi se mata
Al caerse del Monte de Venus
De la casta hechicera
Donde se había quedado dormido
En estado de erección
En un declive donde habían muerto
Miles de amantes.
Cuando despertó
De las sombras de sus pelos negros
Los mismos de los que gozó Dante
En su Infierno
Vio que sus dos huevos
Esta casta hechicera
Heroína decidida y valerosa
Que empuja a los hombres a la acción
Les había convertido en dos madalenas
Y ella, embriagada
Por la abrumadora satisfacción
Prendió unas velitas en una de ellas
Y, en la otra, unas bengalas
En danza dionisíaca
De gloriosa masturbación.
-Daniel de Culla