Me llamo Txai Suruí. Hace unas semanas, mi madre y yo estuvimos
secuestradas durante cinco horas por un grupo de hombres que
practican la ganadería ilegal.
Esos hombres me ven como una enemiga porque he dedicado mi vida
a proteger la selva, pero no se dan cuenta de que, en realidad,
también estoy luchando por ellos.
La Amazonía, que lleva más de 6 mil años siendo el hogar de mi
pueblo, está cerca de alcanzar un punto de no retorno y podría
acabar convertida en una tierra árida.
Si no evitamos este colapso, la atmósfera se saturará de dióxido de
carbono, la Tierra se secará y 10 mil especies se verán abocadas a la
extinción. Y todo el mundo —los pueblos indígenas, los ganaderos,
la población de Brasil y del mundo entero— tendremos problemas para
sobrevivir.
Sin embargo, aún tenemos una ventana de oportunidad. Los líderes de
la Amazonía se reunirán en una cumbre histórica para defender la selva, y
si logramos generar más impacto que los ganaderos y convencerlos de proteger
el 80% del territorio de la selva y otorgar un reconocimiento pleno a los
territorios indígenas, el colapso podría evitarse.
Súmate a mi causa para defender la selva que sustenta y
mantiene unida a la humanidad y yo entregaré nuestra petición
directamente a los líderes de la cumbre. ¡Firma ya!
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