MARÍA
Solo María Cano pudo expresar en tan corto lapso -escasamente un lustro- el potencial de una mujer cuando se rebela.
Mauricio Ercila Neira
La Colombia de manto y madrugada/ te recibió/ María de los Ángeles/ la que se atornilló en el esqueleto/ la orfandad de la patria/ y que de un solo trago/ se la bebió completa/ bracera de palabras/ que quemaban el fuego/ El bozal colombiano/ sus ignorancias/ sus necesidades/te hicieron como fuiste:/ oro de ley/ Te colgaste del cuello/ los cuerpecitos magros/ los vientres escaldados/ el olor del tugurio/ Tú/ embanderada estrofa/ de un poema en cuclillas/ fruta que reventaba en la tribuna/ abrasaba las plazas/ se crecía/ para nombrar las sábanas cuarteadas/ que infaman el levante colombiano/ para decir lo inerme/ del carbón/ del banano/ del petróleo nativo / para gritar/ cómo se descuartiza la justicia/ cómo se desconoce la evidencia/ cómo somos sin ser.
Dicen los que te oyeron que eras trueno/ que le sacaste filo a la esperanza/ que te escocía el anca descuadrada/ de fábricas/de minas/ de covachas/ donde la madrugada anochecía/ Tu siglo saludó el alumbramiento/ más estruendoso de estas soledades/ siempre de pie/ para atrapar el grito/ adelantarse al viento/ María/ flor de harina/ urbana/ y campesina/ la más efervescente/ cuando de hervir se trata/ blanca/ negra/ mulata…
Si pudieras volver a estas montañas/ que despedaza el miedo/ ¿qué voz/ entre las muchas/ que te domesticaron la garganta/ se empinaría/ para decir: ¡no más!/ Es lo mismo/ María/ el hambre repartida/ solo entre los hambrientos/ la misma tierra inerme/ la misma resistencia a caminar.
Ni la costumbre/ ni la medianía/ de quienes pierna arriba/ se disgregan/ te dieron la medida/ No pudieron contigo/ el aire ajeno/ ni la rodilla/ doblada como arcilla/ sin horno ni alfarero/ Te moriste de patrias en remojo/ de Colombias en mangas de camisa/ tú/ ahogada y respirante/ hueso calzado en el talón del tiempo/ ¿dónde ahora? ¿qué hierba te perfuma?/ Bajo el agobio de otra madrugada/ reivindica tu falda en barricada/ el antiguo milagro de nacer.
"NOSOTRAS".
Desde lejos se escuchan/ como un río crecido/ Cantan/ ¿A quién?/ al hijo/ que les responde adentro/ Van vaciándose/ aullando como lobas/ rugiendo dulcemente/ Son las viejas mujeres/ tantas veces nacidas/ las jóvenes mujeres/ de la última cosecha/ conocen/ los secretos del barro/ la oscilación del junco/ la muerte de la sal/ son las brujas que arden todavía/ no saben hasta dónde sus cinturas/como eslabones misericordiosos/ encadenan el mundo/ Escribieron la historia/ pero esa historia/ no les pertenece/ saben llover y anochecer/ saben relampaguear y deshojarse/ No tiemblan frente al tiempo/ son el tiempo/ no temen al oleaje/son el mar.
Nací como ellas/ llena de semillas/ poco a poco fui abriéndome/ escapándome cada treinta lunas/ por un río sin nombre/ Con ellas me estiré/ retrocedí/ martillo y algodón/ me prodigaron/ aprendí/ a subir y a bajar con la marea/ a dormir bajo el agua/a nacer y a morir en otros cuerpos/ Me negaron el ángelus y el nombre/ mi huella fue borrada por las manos del mayoral y el clérigo/ Eva o Lilith/ almácigo o arcilla/ caro pagué como ellas/ mi otro ojo/ caro mi olfato en timbre/ caro mi parentesco fluvial/ mi antigûedad.
Yo canto/ a las renovadoras de la especie/ canto a su juventud de muchos siglos/ a su amoroso cuerpo desbordado/ La noche se detiene/ para escuchar las voces/ del oráculo/ son ellas/ lavanderas/ tejedoras/ sembradoras del trigo candeal de la memoria/ las que retan las muecas del espanto/ las anchas/ las nictálopes/ El hijo las habita/ las vuelve cuevas para los murciélagos/ o albas de claridades cegadoras/ Suya/ es la órbita del ciego/ suyo el pan que abastece/ los hornos de la guerra/ yo canto a su manera de amurallar el mar/ a su astrolabio intacto/ Escrito en sus entrañas de elefante/ lleva el libro del Génesis/ multípara o cerrada/ ¡Habla la esfinge!/ Cante/ lengua de ahora/ a sus fertilidades/ donde hasta los desiertos reverdecen/ diga de qué manera/ alfa y omega/ germinan en sus aguas protectoras/ que perciban el sabio y el ignaro/ el olor de su vientre entre las sábanas/ donde otro vientre espera/ tú/ en sazón o en agraz/ cepa multiplicada/ de una historia que en vano/ te vuelve las espaldas/ oye mi verso/ estrecho para vestirte toda/ en ti empiezo a morirme/ y a ser de nuevo/ música o guijarro/ a encontrar la salida/ a mirarme de frente sin temblar.
FRIDA
Te echaste al pico toda la raza pintante
Diego Rivera
Una vara de mimbre/ se aleja patinando en dos naranjas/ ¿Dónde vas/ Frida Kahlo/ con tus hambres/ tu sed de pergamino/ los cactos de Sonora en las muñecas/ como aros de la suerte?/ Frida de Coyoacán/ descobijada flor/ siempre pariendo/ ¿Con qué sustancia vegetal y oscura/ te tatuaste las cejas?/ Pasan los años como dromedarios/ y tú plantada ahí/ cada día más lejos del olvido/ Nadan/ tus tumultuosos hijos/ en ese mar viscoso y amigable/ en todas tus orgías/ atadas al ombligo de la tierra/ en tus dientes que abrieron forámenes de mundo/ en tus vísceras rotas y zurcidas a medias/ en tu desbordamiento que da miedo/ Tú/ con la altiva falda levantada/ como una carpa bajo las estrellas/ guerrera de pinceles/ duros como tornillos/ de pinturas espesas/ como aceites natales/ sé que vas al encuentro/ del escorpión que ruge en tu cintura/ ¿Cómo hablaré de tu dolor con canas?/ ¿Cómo arrullar tu niño sin orejas?/ ¿Cómo trazar el ángulo/ donde se despereza/ tu pubis amarillo?/ Macho y hembra de espaldas y de frente/ amor y tregua siempre/ ¡Jaque mate!/ Un viento de colores/ te mece como a un niño/ que no quiere dormir.
Cojita pendenciera/ dedos ahusados/ polvo de canela/ En las panaderías/ donde orbes y muñecas se abastecen/ bailas con tu pareja/ El sol y tu sonrisa/ el sol y tus dos manos/ para que el ciego tiente/ Frida de cinco letras/ de cuatro ojos al viento/ de cuatro piernas que se contradicen/ como los asesinos en flagrancia/ ¿Qué sentirán los hombres/ las mujeres/ los niños mejicanos/ cuando tu nombre estalla/ como un caldero hirviente?/ ¿Qué será de su arena/ mezclada con la tuya/ al borde del camino/ como flor de barranco?/ Leño descoyuntado/ entre las fauces rojas del verano/ ¿Aún buscas bajo el cielo primero de la tierra/ la pieza que te falta?
Te echaste al pico toda la raza pintante/ dijo Diego Rivera/el sapo donairoso/ te los echaste al pico/ y luego te alejaste/ saltando de la luna al girasol/ Día y noche creando de la nada/ sangre y orina antiguas/ desnudándote/ abriéndote/ ubicando uno a uno/ tus huesos insepultos/ ¡Llévalos a beber/ que se te mueren/ de sed/ como camellos extraviados!/ ¡Permíteles que quemen su corola/ en esta ceremonia deleitosa!/ Raza pintante/ dijo tu maestro/ tu hombre niño/ redondo como el mundo/ mientras Méjico araba las conciencias/ izaba las polleras/ ondeaba en los sarapes/ apuraba las copas/ Ése fue tu rugiente anfiteatro/ ésa tu carnadura rezumante/ Para llamarte amiga o compañera/ me falta amanecer.
AMIGA SOLEDAD
Vuelo de ranas libres en el viento/ el mundo boca abajo se derrama/ como un saco de piedras/ Llora un sauce/ las brujas/ cruzan en un caballo de madera/ Ésta es la hora del tambor proscrito/ los hombres/ las mujeres/ los oficios/ la diáspora del pequeño demente/ son cópula/ de otras eternidades/ No pertenezco a nadie/ solo a este mar de múrice/ aquí me duele el corazón del mundo/ hondamente/ de siempre/ Ésta es la soledad desde que somos/ la tregua necesaria/ para necesitarnos/ ni siquiera los libros/ ni siquiera/ saber que alguna tarde/ ya no seremos más sobre el abismo/ Ésta es la poderosa/ de ojos fosforescentes/ como leños podridos/ la desdeñosa/ la crucificada/ la que me invita/ a ser siempre memoria de otra estepa/ a derramarme torrencial y mísera/ a deshojarme desde la cabeza/ para después echarme/ como un perro sin amo/ bajo la luna verde/ Nació en los universos/ que nos hicieron tristes/ añorantes/ jugosamente desacompañados/ En esta sed sin agua/ solo su mano misericordiosa/ arrullo de la lluvia/ cuando la madrugada/ nos sorprende/ a la deriva/ como un barco náufrago/ A su sombra/ la piel del tigre blanco/ donde vago hechizada/ cuando todos se han ido/ aullido de los lobos/ gris de felpa/ solo tú/ bien llegada/ para cantar la flor de los caminos/ donde nos alejamos/ y volvemos/ Han subido las horas/ las pieles de la tierra se derraman/ allá vas/ incansable/ con tu cántaro al hombro/ comiéndote las últimas naranjas/ barriendo la hojarasca de la tarde secreta/ amiga soledad/ de mis nocturnidades/ satisfecha de serme/ y que te sea/ quiero que me señales dónde debo sembrarme/ que me digas/ por qué me acabas/ y me reconstruyes/ y por qué me taladra/ desde antes del recuerdo/ este oleaje de siglos.
AL OÍDO DE LA MUERTE
En la luz que se aleja/ te agigantas/ más pálida que el rostro desleído/ debajo de los lirios/ Sé que en cualquier momento/ me llevarás a rastras/ que satisfecha/ inclinarás la copa/ sobre mi desgarbada/ manera de yacer/ Será solo un minuto/ antes de que me suma/ en la hojarasca oscura/ y no estarán ya más/ este silencio de sedosas barbas/ no más el mediodía/ que me obsede/ el desafío/ el roce de las cuerdas/ no más arder sin consumirme/ lejos/ y para siempre/ el viento…/ Ayer te vi desnuda/ descansabas/ esperando que el sol/ secara tu camisa/ mientras mi azul felino/ zurcía las paredes/ y levantaba el mar/ Sé que el desierto abrasa/ más adentro/ de lo que nos deparan/ el ojo y el lejano corazón/ que a esta fragua en ascenso/ no hay quien se le resista/ solo tú/ la lozana/ el impúdico vientre que jadea en la noche/ la rosa loba de violáceas garras/ expiando/ martillando desde lejos/ Alcahueta de guerras y hospitales/ paridora del frío/ ¡Oh tú/ alquimista sin rival!/ obrera/ de inconclusas gestiones/ aro llameante/ por donde las soberbias criaturas verticales/ buscamos la salida/ Estamos frente a frente/ no te veo/ pero tú sí me sabes vulnerable/ como una casa abierta/ me reconoces ebria/ en tu emoliente vaho/ sabes dónde comienzo a diluirme/ dónde hiberna mi víscera afrentosa/ en qué día/ marcado con letras de diamante/ me pasarás la cuenta/ Cada vez se acrecienta/ el húmedo cortejo/ cruzan como las nubes/ tus pávidos violines/ es la llanura abierta/ en podredumbres y germinaciones/ la colosal caverna donde duermen/ los indefensos muertos/ que mataste/ Pero no valen nada estas palabras/ míseras/ como mísera es la boca/ que borrarás sin que se rompa el hilo/ antes de que amanezca.
GLORIA CEPEDA VARGAS.