DESPRENDIMIENTO
DESPRENDIMIENTO
DESPRENDIMIENTO*
Por: Leonora Acuña
de Marmolejo
Hoy me siento
cerril en esta cerrazón.
Es el amor tan
sólo privilegio de pocos?
Por qué no
quiero andar por la senda trazada?
Por qué el
silencio llena mi humana dimensión?
Es macabro
pensar que mi cuerpo será
festín de los
gusanos, templo de podredumbre,
y más terrible
aún, cavilar insensata:
¿Qué pasará si
el alma sintiera el devorar?
¡Qué rebelde,
impotente estaría allí encerrada
inerte, muda,
absorta sintiendo el aguijón
de hambrientos
habitantes, extraños hermanados
corroyendo mis
carnes, taladrando hasta el hueso!
¿Y qué, mi voz
de sueño, mi voz de pesadilla
sin poder
aflorar más allá de ese límite,
que la piel
demarcó para cuidar el aura,
para cuidar
celosa su espacio personal?
¡Oh, Señor!: Dí
piadoso, no te tornes huraño:
¿Cuántos días,
cuántos años, cuántos segundos tengo?
¡Qué más dá,
ahora mismo, mañana, o en diez años?
Cada mañana
pienso: Cuántas me quedarán?
Yo quiero mi
Señor decirte: Muchas gracias,
pero ya estoy
cansada y en el puño no aprieto
más que
desiluciones, desamor y pesar.
Pero, gracias
Señor, me diste lo más bello:
Hijos yo tuve, y
los hijos de mis hijos
que son también mis
hijos; y me diste además,
los padres de
mis nietos, las madres de mis nietos,
que se volvieron
fibra de mi íntimo ser.
Pero dime Señor,
quedo para los dos:
—¿Cuándo
abandonaré las cosas que la tierra
muda e
inexorable reclama para sí?
¡Todo lo abarca,
todo, tu divina sentencia!
No me duele
Señor, abandonarlo todo;
he desistido, ya
lo ves: Soy como
pequeñuelo
que deja sin
pesar juguetes de otra casa.
No me duele
Señor, soy brisna de tu cosmos.
Señor: ¡Yo
necesito aquella dimension!
No me duele
Señor, sólo , dame valor
para enfrentar
tu luz, y que quepa en mi ser
el destello
sagrado de tu regia presencia.
*Poema extractado por la autora del libro
“Poemas en mi red”
Plaza &
Janes. 1992